
El Congreso Nacional Africano (CNA) es el partido político que ha gobernado Sudáfrica desde la llegada de la democracia, cuando Nelson Mandela se convirtió en presidente en mayo de 1994, y ha ganado todas las elecciones desde entonces; Cyril Ramaphosa, el actual presidente, es el líder del CNA desde el 18 de diciembre de 2017.
Creación y objetivos
Fundado el 8 de enero de 1912 en Bloemfontein por John Rangaribale Dube como Congreso Nativo de Sudáfrica, cuyo objetivo principal era dar a los africanos negros y mestizos el derecho al voto; adoptó su nombre actual en 1923; hoy se conoce como CNA.
Su principal lucha desde la década de 1940 ha sido acabar con el apartheid; pasó de tener 7.000 miembros a más de 100.000 en 1952. El CNA intentó inicialmente acabar con el apartheid mediante protestas no violentas, pero los 69 africanos muertos en la masacre de Sharpeville contribuyó a deteriorar las relaciones con el gobierno sudafricano.
La prohibición del CNA y el final de la misma
El 8 de abril de 1960, el gobierno de Charles Robbert Swart prohibió el CNA y obligó al partido a abandonar Sudáfrica. Tras la prohibición, el CNA formó Umkhonto we Sizwe («La lanza del Pueblo») y luchó contra el apartheid con la guerra de guerrillas y el sabotaje.
El 2 de febrero de 1990, Frederick Willem de Klerk llegó a la ceremonia de apertura del congreso anual tan blanco como la fachada. Cientos de periodistas fueron testigos de la liberación de Nelson Mandela, que había pasado más de 27 años en prisión por luchar por los derechos de la mayoría negra.
Mandela tardó otros nueve días en ser liberado, pero ese día De Klerk, el último presidente blanco de Sudáfrica, sentó las bases del fin del apartheid.
«Se ha levantado la prohibición del Congreso Nacional Africano (CNA), el Congreso Panafricano, el Partido Comunista de Sudáfrica y otras organizaciones auxiliares», y de Klerk legalizó 33 organizaciones en un discurso, poniendo fin a 24 años de estado de excepción en el país.
Mandela presidente. Egemonía del CNA.
Tras el referéndum del 17 de marzo de 1992, los votantes aprobaron la participación del CNA en las elecciones de 1994 que abolieron el apartheid y eligieron a Mandela como presidente. Desde entonces, el CNA ha ganado todas las elecciones, aunque con resultados cada vez más pobres.
Nación dividida, después de más de tres décadas
Los blancos y los negros son iguales después de 30 años, pero como dijo Desmond Tutu, la nación del arco iris está dividida por diferencias cada vez más irreconciliables.
Los blancos, que sólo representan el 8,9 por ciento de la población sudafricana, cobran de media tres veces más que los negros, que son el 80 por ciento de la población total. Además, más del 30 por ciento de los negros estarán desempleados en 2019, frente a sólo el 6 por ciento de los blancos. Según el coeficiente de Gini, Sudáfrica es el país con mayor desigualdad de ingresos.
«Tenemos una situación irónica en la que la mayoría de la gente está desempleada y es pobre y algunos están disfrutando de la vida», dijo Moeletsi Mbeki, economista, político y hermano del ex presidente Thabo Mbeki.
El propio ex presidente de Klerk se mostró muy crítico y acusó al gobierno del CNA de rechazar el acuerdo liderado por Mandela: «Hago un llamamiento al CNA para que abandone la tiranía y el racismo en Sudáfrica y vuelva a las políticas pragmáticas que se aplicaron entre 1993 y 2007″, exclamó el expresidente.
Jacob Zuma, que llegó al poder de la mano del CNA en 2007 y dirigió el país desde 2009 hasta que su propio partido le obligó a dimitir en 2018, se enfrentó a una serie de escándalos de corrupción que le rodearon y acabaron por empañar la reputación de su gobierno y del país. Durante su mandato, un tercio del PIB de Sudáfrica desapareció.
Pero es la decisión del presidente Ramaphosa de continuar con la intención de Zuma de expropiar tierras sin compensación a los blancos lo que más preocupa a las minorías africanas.
«Todavía puede haber una guerra civil en Sudáfrica», advierte Moresi. Sea como fuere, De Klerk no se arrepiente de su decisión de hace 30 años; preguntado por si imaginaba la Sudáfrica actual cuando decidió acabar con el apartheid en 1990, De Klerk dijo: «Sí, quería unir el país, y eso se ha conseguido, y sigo estando orgulloso de ello», respondió.
Gracias a Wikipedia y a Atalayar por su elaborado contenido.
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