El Concierto en la azotea fue el último concierto que realizó la banda británica The Beatles al final de sus años como grupo y en un momento en que el nivel musical experimentaba el notable ascenso que culminó en Abbey Road. Conocido popularmente como concierto en la terraza, concierto en el tejado o concierto en Apple Corps, ya que se realizó en la azotea de los Apple Corps en Londres, estudio de grabación de la banda.
Este fue el último concierto de The Beatles. No obstante, no se trató realmente de un concierto, sino de una actuación improvisada en la que ni siquiera había público, salvo algunos trabajadores de las oficinas de Apple Corps y algunos policías. El grupo llevaba 3 años sin hacer una gira y habían decidido no hacer más. Su último concierto había sido el celebrado en Candlestick Park, San Francisco el 29 de agosto de 1966, perteneciente a la gira «Beatles ’66 US Tour».
El 26 de enero de 1969, John, Paul, George y Ringo estaban grabando el álbum «Let it Be» en el sótano del edificio de Apple Corps, cuando tuvieron la idea de dar un concierto promocional en algún lugar insólito. Pensaron en un barco, en un anfiteatro griego, incluso en el desierto frente a las pirámides de Giza, pero finalmente Lennon impuso un poco de cordura para variar, y cuatro días después, el 30 de enero, montaron el set de directo en lo alto del edificio.
Aunque la idea no era del todo original (Jefferson Airplane ya lo habían hecho hacía poco en Nueva York sorprendiendo a los vecinos al grito de «¡neoyorquinos, despertáos cabronazos!»), montaron todo un operativo para registrar cada detalle de la actuación, tanto a nivel sonoro como visual. El cineasta Michael Lindsay-Hogg, que ya había trabajado con ellos en los videoclips de «Hey Jude» y «Revolution» dirigió todo el dispositivo (con innumerables cámaras) para captar no sólo los movimientos de los miembros del grupo, sino también las reacciones de los sorprendidos viandantes que no podían evitar mirar hacia arriba al escuchar el improvisado concierto.
Los delicados micrófonos de estudio no soportaron el frío invierno del Soho londinense, así que tuvieron que hacer un peculiar apaño logístico. El ingeniero de sonido, un tal Alan Parsons (sí, el mismo que montó el Proyecto) bajó a una tienda de ropa de mujer y compró tres pares de medias para envolverlos y protegerlos del viento. No fue la única prenda femenina empleada para la ocasión: Ringo Starr y John Lennon comparecieron vestidos con los abrigos de sus esposas, en una sutil broma de travestismo que después quisieron convertir en acto solidario, ya que ambos los donaron para recaudar fondos con fines benéficos.
Una vez enchufados, los Beatles (acompañados por Billy Preston al teclado) se arrancaron con «Get Back», la canción que en principio iba a dar título a su disco en referencia al regreso al rock’n’roll de sus inicios. Sonó arrolladora, dura y compacta, pero la volvieron a tocar para captar más imágenes con las cámaras (la edición final tiene partes de las dos versiones) y siguieron con «Don’t Let Me Down», «I’ve Got a Feeling» y «One After 909». Para ese momento, la comisaría que había calle abajo, en el número 27, ya estaba recibiendo llamadas de vecinos indignados por el ruido.
El productor de los Beatles, George Martin, temía una detención por escándalo público y se quedó en el sótano del edificio, intentando grabar lo mejor posible la traviesa sesión en vivo de sus chicos (para ello tuvieron que tirar metros y metros de cable). Ellos, mientras tanto, seguían tocando unos metros más arriba, calentándose los dedos con la boca entre canción y canción. «¡Demasiado frío para tocar este acorde!», exclamó Lennon al terminar «Dig A Pony». Hizo tanto frío aquella mañana que, para no quedarse helados mientras Alan Parsons cambiaba las cintas de grabación entre toma y toma, los Beatles seguían tocando, lo que fuera. Así surgieron unas insólitas e improvisadas líneas de «I Want You», «A Pretty Girl Is Like a Melody» e incluso el himno «God Save The Queen», que nunca han visto la luz.
En ese momento, en Piccadilly Circus, un joven policía llamado Ken Wharfe recibía una llamada de radio desde la base, con la orden de ir allí al número 3 de Savile Road y averiguar qué demonios estaba pasando en su azotea. Al llegar allí, los Beatles estaban tocando «Get Back» por tercera vez, en lo que ya serían las últimas notas de los Fab Four en directo.
Tras unos minutos de cortesía, antes de que la canción llegara al estribillo, Wharfe desenchufó los cables de los amplificadores y el concierto de despedida de los Beatles quedó en un triste y premonitorio coitus interruptus. Un año y tres meses después, consumida por el estrés y las disputas internas, la banda se separó.
Fuente: Wikipedia