San Eleuterio fue Obispo de Tournai a principios del siglo VI. Históricamente se sabe muy poco de San Eleuterio, pero no caben dudas de que fue el primer obispo de Tournai. Teodoro, al que algunos consideran como su predecesor inmediato, lo incluyó por error en la lista episcopal de Tournai, ya que aparentemente no era más que un simple misionero que atendía a los cristianos dispersos por el pequeño reino franco de Tournai.

Antes de ser obispo, Eleuterio vivió en la corte con su amigo Medardo, a quien predijo que alcanzaría la dignidad de conde y también sería elevado a categoría de santo. Después de que Clodoveo, rey de los francos, se convirtiera al cristianismo en el año 496 junto a 3.000 de sus súbditos, los obispos participaron en los consejos reales. San Remigio, obispo de Reims, organizó la jerarquía católica en el norte de la Galia, y es más que probable que San Eleuterio fuera nombrado obispo de Tournai en esta época.

Datos biográficos de San Eleuterio

La biografía del santo que conocemos, fue realmente una narración de Enrique de Tournai en el siglo XII. Según ésta, Eleuterio nació en Tournai hacia el final del reinado de Childerico, padre de Clodoveo, de una familia cristiana descendiente de Ireneo, que había sido bautizado por San Piatus. Su padre se llamaba Tereno y su madre Blanda. La persecución del tribuno del Escalda obligó a los cristianos a huir de Tournai y a refugiarse en el pueblo de Blandinium.

Sin embargo, la conversión de Clodoveo permitió a la pequeña comunidad volver a reunirse y construir en Blandinium una iglesia, que fue dedicada a San Pedro. Teodoro fue nombrado obispo de Tournai, y Eleuterio le sucedió. Consultado por el Papa Hormisdas sobre la mejor manera de erradicar la herejía que amenazaba al cristianismo naciente, Eleuterio convocó un sínodo y condenó públicamente a los herejes.

Éstos juraron vengarse y, cuando un día se dirigía a la iglesia, cayeron sobre él y, tras golpearlo sin piedad, lo dieron por muerto. Sin embargo, se recuperó, pero sus días estaban contados. En su lecho de muerte (529) confió su rebaño a su amigo de toda la vida, San Medardo.

El motivo de esta biografía, «inventada» por el canónigo Enrique de Tournai (1141), era demostrar la antigüedad de la Iglesia de Tournai, que desde finales del siglo XI intentaba liberarse de la jurisdicción de los obispos de Noyon. Los sermones sobre la Trinidad, la Natividad y la fiesta de la Anunciación, que a veces se atribuyen a San Eleuterio, son también de una autenticidad más que dudosa.

Su culto, sin embargo, está bien establecido; hay constancia de una recuperación de sus reliquias durante el episcopado de Hedilo en 897 u 898, y de un traslado de las mismas por el obispo Baudoin en 1064 o 1065, y otra en 1247. También se conservan reliquias de este santo en el monasterio de San Martín de Tournai y en la catedral de Brujas.