12 de febrero: Día de Santa Eulalia, Patrona de Barcelona
Santa Eulalia (llamada también Olaya, Olalla, Eulària o Laia) (Barcelona, 290, 12 de febrero de 303) fue una mártir cristiana, considerada santa tanto por la Iglesia católica como por la ortodoxa.
Es la patrona de Barcelona. Además, es también patrona de los municipios de Hospitalet de Llobregat, Pallejá (Barcelona), Perpiñán (Francia), Esparraguera (Barcelona), Santa Eulalia del Campo (Teruel), Riudecols (Tarragona) y de las localidades de Villagarcía de la Vega, Ribas de la Valduerna (León) y Santa Eulalia de Cabrera (Provincia de León).
La leyenda, de la que se tiene constancia a partir del siglo VII, se remonta a la época romana. Según la tradición cristiana, Eulalia fue una niña educada en el cristianismo, que vivió en las afueras de la ciudad de Barcino (Hispania), en lo que hoy es Sarriá, a finales del siglo III.
Con 13 años, durante el período de persecuciones a los cristianos del emperador Diocleciano (284-305 dC), Eulalia se escapó de su hogar y fue a buscar al gobernador de Barcino para recriminarle las represiones. El gobernador, ante la negativa de la niña a renunciar a la fe cristiana, la condenó a trece martirios, tantos como años tenía.
En 878 los restos de la santa, que estaban enterrados en Santa María de las Arenas, fueron trasladados a lo que hoy es la Catedral. Según la leyenda, cuando la comitiva que llevaba el arca llegó a la puerta de la ciudad, el sarcófago se volvió tan pesado que resultaba imposible moverlo. En ese instante, apareció un ángel que señaló con el dedo a uno de los canónigos de la procesión. Este, arrepentido, confesó que se había quedado un dedo del pie de la santa como reliquia. Una vez restituido el dedo mutilado, los restos pudieron cruzar las murallas.
Desde 1868 Santa Eulalia comparte el patronazgo de Barcelona con la Virgen de la Merced y, en honor a ella, la ciudad celebra en el mes de febrero las fiestas de Santa Eulalia. La cultura popular atribuye a las lágrimas de Santa Eulalia, triste por el olvido de los barceloneses, las lluvias que a menudo deslucen las celebraciones de La Merced.