
El 4 de mayo de 1979 marcó un hito en la historia política del Reino Unido y del mundo: Margaret Thatcher se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo de Primera Ministra británica. Su llegada al poder no solo rompió barreras de género en un contexto dominado por hombres, sino que también dio inicio a una de las etapas políticas más transformadoras y controvertidas del siglo XX en el país.
El ascenso de una figura imparable
Nacida el 13 de octubre de 1925 en Grantham, un pequeño pueblo de Inglaterra, Margaret Hilda Roberts, hija de un tendero, mostró desde muy joven un gran interés por el estudio y la política. Estudió Química en la Universidad de Oxford y posteriormente se formó como abogada. Su carrera política comenzó en el Partido Conservador, donde fue escalando posiciones hasta convertirse en líder del partido en 1975, tras una sorpresiva victoria sobre Edward Heath.
Su estilo directo, su firmeza y su mensaje de renovación conectaron con una parte importante del electorado británico, que estaba cansado de la inestabilidad económica y los conflictos laborales que caracterizaban a la década de los años setenta.
La victoria de 1979
En las elecciones generales de mayo de 1979, los conservadores, liderados por Thatcher, obtuvieron una clara mayoría parlamentaria. Su campaña prometía devolver la estabilidad económica al país, frenar el poder de los sindicatos y reducir la intervención del Estado en la economía. El Reino Unido acababa de atravesar el “Invierno del Descontento”, una etapa de huelgas masivas y caos social, lo que impulsó a muchos votantes a buscar un cambio radical.
La victoria de Thatcher fue histórica no solo por su género, sino también por el giro ideológico que representaba. Se iniciaba una etapa de profundas reformas que modificarían la estructura económica y social del país.
Un estilo inconfundible: “La Dama de Hierro”
Margaret Thatcher gobernó con mano firme y una clara visión de sus objetivos. Su apodo de “La Dama de Hierro” (acuñado por un periodista soviético) reflejaba su carácter determinado e inflexible. Sus políticas incluían privatizaciones masivas de empresas estatales, recortes en los gastos públicos, liberalización de los mercados financieros y limitaciones al poder de los sindicatos.
Su estilo de liderazgo era directo y muchas veces polarizador: para algunos, fue la salvadora de la economía británica; para otros, una figura que aumentó las desigualdades sociales.
Principales hitos de su mandato
Reformas económicas: Introdujo un modelo económico liberal conocido como “thatcherismo”, que priorizaba la iniciativa privada y la libre competencia.
Guerra de las Malvinas (1982): Bajo su liderazgo, el Reino Unido recuperó las Islas Malvinas tras un conflicto militar con Argentina, lo que reforzó su popularidad en casa.
Conflictos internos: Su enfrentamiento con los sindicatos, especialmente durante la huelga de los mineros (1984-1985), dejó una profunda huella en el país.
Relaciones internacionales: Estableció una estrecha relación con Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos, compartiendo una visión similar sobre política exterior y económica. También jugó un papel relevante en el proceso que llevó al final de la Guerra Fría.
Una figura que no deja indiferente
Thatcher gobernó durante once años, hasta 1990, siendo la Primera Ministra británica con el mandato más largo del siglo XX. Finalmente, las divisiones internas dentro de su propio partido, especialmente sobre la cuestión de la integración europea, llevaron a su dimisión.
Después de dejar el cargo, siguió siendo una figura influyente y respetada (y también criticada) en el debate político británico e internacional. Publicó sus memorias y participó activamente en conferencias y debates hasta que su salud empezó a deteriorarse.
Margaret Thatcher falleció el 8 de abril de 2013, dejando un legado que todavía hoy genera intensos debates.




